Una de las conclusiones que se pudo sacar del pasado congreso en edimburgo sobre la investigación en pelo, es que a día de hoy, las posibilidades terapeúticas basadas en células madre están todavía muy lejos de tener alguna utilidad clínica. Si bien, in vitro, se están consiguiendo resultados esperanzadores en cuanto a modificar líneas celulares, es decir, conseguir que células de un tipo se transformen en otro tipo más necesario, por ejemplo, para reemplazar el tejido dañado por una quemadura, su aplicación clínica en animales y personas todavía no queda despejada de incógnitas en cuanto a seguridad (¿pueden convertirse esas células en malignas?) o en cuanto a su control (¿podemos asegurar que esas células van a parar de reproducirse cuando nosotros deseemos?).
Es por ello que a día de hoy, los modelos de investigación, aunque muy esperanzadores, distas aún bastante tiempo de poder ser aplicados a modelos vivos, y especialmente, humanos.
Y, por tanto, la cuestión de clonar pelo, ideal para el futuro de la cirugía capilar, a día de hoy sigue estando en los mismas expectativas de tiempo que hace 6-7 años, es decir, tendríamos que esperar aún 12-14 años para poder si quiera contemplar dicha posibilidad.
Investigadores del Hospital Mount Sinai por ejemplo, están consiguiendo transformar células de la papila dérmica (que podría dar lugar a un pelo) a partir de keratinocitos, células muy común en la dermis. Pero siempre in vitro. Aunque esperanzador, todavía nos queda un trecho que recorrer para poder llegar a esa clonación de pelo.