Si hay algo que tenemos claro con la evolución de la técnica FUE, es que el tamaño del punch es fundamental para conseguir un buen resultado y minimizar las posibles secuelas.
Está claro que el FUE no es un proceso sin cicatrices (al fin y al cabo nos llevamos pequeños cilindros de tejido con cada extracción). Ahora bien, no es lo mismo trabajar con punches de 1.0 mm de diámetro o de 1.2, como muchas clínicas. El usar un punch de 0.8 mm (como hacemos en capilae) no sólo reduce el volumen de tejido extraído en casi un 35%, si no que permite optimizar el área donante y así conseguir un mayor número de unidades foliculares. Además, la recuperación es más rápida, y las marcas no se notan. (ver las fotos para darse cuenta de las cicatrices de un punch de 1.1 mm)